jueves, 3 de julio de 2008

AMOR




I



La primera vez

que siempre existe

tomaste mi mano.


No encontré‚ otro puerto

que el firme amarre de tus dedos

ni otro escape

que seguirte entre transeúntes

ignorantes de tu rapto.


Me llevaste a las nubes

en un vuelo sin escalas

un domingo de junio

vacío de nostalgias.



La primera vez

que siempre existe

el infinito

que no tiene ayer

ni mañana

dejó caer el silencio

en tu mirada.






II


Tu boca

en mi piel

en mi boca

se derrama

como la sangre

en mis venas

cuando me arrastras

al oculto placer

donde Espacio - Tiempo - Cuerpos

confunden y desbordan

como tú

intrépido jinete

que con gritos de terciopelo

sobre mis sentidos galopas.



Beatriz Norma Iacoviello

Buenos Aires septiembre 1992


Ilustración : Gustav Klimt

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