jueves, 28 de febrero de 2008

La Alianza



En el principio
las caracolas
perfumaron el silencio
de aquellos perdidos templos
por donde van y vienen
vienen y van
Luna y Sol
obsidiana y copal
estrellas y flor
plumas y amor.
Luego los hombres se acostaron
en sus huecos y los arrullos
se fundieron
en solitarios pensamientos
rompiendo el pacto de no agresión
a la esperanza.
Los sacerdotes buscaron en vano
el acertijo que uniera
caracolas y hombres
(inútil tarea).
Secretos acuerdos
habían sellado todo destino.
Las caracolas
(en tierra de los Mayas)
se unieron
mitad a mitad
integrando la unidad.
Pero...
la Muerte
mostró sus cuchillos
izó sus banderas
y bailó...
bailó...
bailó...
Bailó
ebria de sangre
en el Templo Mayor.

México. Junio de 1994
Codice Vaticano

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